martes, 2 de agosto de 2016

¡Doctora, mi niño ronca como un adulto!

¿Cuántas veces nos llega esta queja a nuestra consulta? ¡Muchas! El ronquido es una señal de obstrucción de la vía aérea, de que algo no está dejando que el aire pase bien y produce este sonido tan particular.

En el niño es especialmente preocupante, pues puede indicarnos que realmente no está respirando bien por la nariz. En los niños, además, la cara aun está en crecimiento y el respirar mal (por la boca) hará que no crezca adecuadamente y sus dientes no tengan una posición correcta.
¿Qué causa que el niño ronque?  Muchas cosas, algunas  muy sencillas como una rinitis en crisis (inflamación de la mucosa nasal, causando obstrucción y mocos). Esto es bastante común, es intermitente (no siempre está tapado) y puede ponerse peor con cosas como cambios de clima, polvo u olores fuertes (en especial el del cigarrillo). Hay tratamientos médicos que harán que estas crisis duren menos y sean menos severas.

El problema es cuando la obstrucción es constante: se cansa con actividades físicas normales, no duerme bien  y hay pausas en la respiración durante el sueño. Es allí cuando es importante la valoración por el pediatra y el otorrino para ver otras causas que requieran otros tratamientos.

Una de las más comunes en niños son las adenoides o las amígdalas obstructivas.

Las adenoides se encuentran detrás del paladar y la campanilla. Tu médico seguramente pedirá una radiografía que permita verlas o las verá con una fibra óptica.

Las amígdalas se ven a simple vista al abrir la boca al final de la lengua.  Un otorrino evaluará el grado de obstrucción y decidirá si es necesario quitarlas para que el niño respire bien y pueda desarrollarse correctamente.


Como ves, es importante observar a nuestros niños y asegurarnos que su respiración es adecuada. Ante cualquier duda tu médico pediatra puede decidir referirte al otorrino y entre los dos decidir la mejor conducta.


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